02 junio 2015

“LA GUERRA DEL AGUA CONTRA EL FUEGO”


En una antigua civilización, donde la magia y lo sobrenatural se reunían en poderes de magos, un antiguo hechicero, Astherot, convocó a los elementos tierra, aire, fuego y agua para formar uno de los hechizos más grandiosos de la historia de la tierra.

Este hechizo era tan devastador, que lo que tocaba se reducía a polvo y a cenizas.
Un día, los magos se reunieron para idear una forma de contrarrestar el problema y vencer al temido mago, utilizando uno solo de los cuatro elementos que Astherot utilizaba, el elemento que tenía que vencer al gran poder de Astherot.

Cuando los antiguos magos perfeccionaron el elemento dándole forma y poder, se decidieron a enfrentar a tan temido mago.  La lucha fue de fuerzas iguales donde cualquiera podía ganar. Conjuro tras conjuro, se fueron batiendo los magos; elemento tras  elemento, haciendo y deshaciendo hechizos por casi una eternidad.

 Ni el cansancio ni la rudeza de Astherot hacían decaer las fuerzas de los magos, quienes con todas sus fuerzas luchaban contra aquel hechicero.

 Él sólo quería el dominio del mundo y sólo dominando al mundo, se calmaría del afán de destrucción y muerte que asolaba los pueblos.
 Los magos estaban seguros de ganar, pero todavía no querían utilizar el poder del elemento. Estaban cansando a Astherot, pero los poderes de los magos no causaban mucho daño a tan temido mago.

Sólo un descuido de los magos hizo que Astherot tomara la ventaja. 

Entonces, los magos decidieron utilizar el elemento que habían perfeccionado para poder ganar: el agua.

Aquel elemento que podía vencer a tierra y fuego y que con gran facilidad alcanzaba los cielos. Astherot, inmóvil por tan grandioso poder, decide arrojar fuego por todas partes para quemar las ciudades a su alcance. Era  un infierno todo envuelto en llamas. Casas, árboles, animales  y personas, todo bajo cenizas.

Entonces, los antiguos magos que dominaban a la perfección el agua, tomaron ventaja para poder salvar las aldeas y las casas. Con grandiosa facilidad redujeron el fuego, pero tenían que vencer al poderoso hechicero. Así, salvarían la vida de todos, reuniendo todo el poder que tenían en una gran esfera vital. Atraparon al mago y lo encerraron en una cueva bajo el mar donde el agua contrarrestaba todo poder del malvado hechicero.

Los magos ayudaron a la reconstrucción de la aldea; ayudaron a fertilizar las tierras, a cultivarlas y a protegerlas de todo mal que acechara.

Desde ese momento, los magos de ese pueblo pasaron a llamarse “Bomberos de la
Vida”. Con su acto de salvación y su acción desinteresada, se habían ganado al pueblo que ante cualquier incendio o cualquier problema, los llamaban, porque sólo con su ayuda podrían vivir mejor.

Los “Bomberos de la Vida”, con los siglos, se quedaron sólo con el nombre de
“Bomberos”, los que, como en el relato anterior, son personas que hacen el bien por otras personas, cumpliendo las obligaciones de rescatar a quien lo pida, apagar incendios y dando hasta su propia vida para salvar a quien lo necesite.

 Por eso debemos dar gracias a Bomberos por tan buena acción que hacen, siempre sacrificándose para que todos estemos felices y seguros con nuestras familias.